martes, 27 de agosto de 2013

Una mirilla de ojo de gran pez


-Si empiezas a tocarme así, voy a querer que me folles.

-Si empiezas a hablarme así, voy a tener que follarte.

Es uno de esos diálogos que funcionan. 

Aunque a mí cuando los dicen, en la película me suenan como impostados. Algo te choca en la cabeza: esas cosas no pasan. Pero sí pasan, se lo escuché al nuevo vecino y a su amiga a través de la pared. Claro, uno se queda un poco sorprendido. Y mira al otro lado de la cama, desierto, y tiene que pensar que algunos tipos tienen suerte.

Mucho más frustrante es lo que vino después.

El silencio.

El silencio seguido de trompicones y un portazo. Y gritos de mujer.

-¡Eres un hijo de puta! No se te ocurra volver a llamarme.

-¡Estás loca!

Corrí hacia la mirilla, con una mezcla de curiosidad y responsabilidad desfacedora de entuertos -o eso me gusta pensar-, pero sólo llegué a ver como una cabeza con moño deshecho y despeinado se perdía rápidamente por las escaleras. Desapareció y sentí tremenda ausencia y gran nostalgia. Es decir, de repente un vacío. Un vacío más grande que una cama desierta, que una resaca hueca. Un vacío más grande que una llaga por la quinta paja y aún no son las once.

Eso era frustración detrás de la mirilla. Había ido a mirar los problemas de otros y me encontré con los míos. Me encontré conmigo mismo. Y me vi solo y sin fuerza.

Desangelado. Congelado. Roto.

Algunos diálogos funcionan en la vida y también en las películas. Algunos sentimientos no valen siquiera para los poemarios, porque no queremos sentirlos, queremos que se vayan y no existan.

Miré por la mirilla y ella aún esperaba al ascensor. Con su moño deshecho y despeinado y su vestido de noche mal dispuesto. Debí hacer ruido al apoyarme en la puerta por el ímpetu, porque giró sobre sí misma y encaró hacia mi casa. Más sorprendido que asustado o más avergonzado que temeroso, me agazapé, como el niño que acaba de romper un jarrón y niega la evidencia.

No se oían pasos ni se oía nada, así que volví a la mirilla y allí estaba. Abrí con cuidado y no recuerdo si llegué a pensar en alguna frase. Sé que no llegué a articular una palabra.

-¿Es que no vas a dejarme entrar?



viernes, 23 de agosto de 2013

El día más inverosímil

El día más inverosímil, el pegaso levantó el vuelo para evitar la envestida del violento unicornio. Mirándole fijamente a los ojos mientras el salto, veía la rabia -alguno diría que era miedo- en sus grandes pupilas dilatadas, inyectadas de sangre.

El pegaso cabalgó las nubes, pesaroso. Miraba en su marcha al ya pequeño unicornio, ya diminuto, resignándose, pensando en el pasado..

-Pegaso, estoy hecho polvo.

-¿Que te parece si te hago un masaje con mis alas?

-¡Genial! Y tú, ¿quieres algo?

-Pues ahora que lo dices.

-¿Sí?- cómplice.

-Pensaba en la unicidad de tu cuerno.

-¿Sí?- suspicaz.

-Me gustaría probar su magia.

Ahí es cuando el unicornio relinchó y cuando cargó.

-¡Estrechaaaaaaaaaaa!

martes, 20 de agosto de 2013

Ser poeta

-Ser poeta es celebrar la vida- dijo con voz henchida al aire en su habitación de persianas plásticas bajadas.

-Ser poeta es celebrar la vida- dijo con voz apagada.

domingo, 18 de agosto de 2013

Se le cierran los ojillos


Se le cierran los ojillos irremediablemente.

-Tienes la lengua de periquito- mientras le toca la punta de la nariz.

Se le cierran los ojillos y rueda por una ladera de verde de hierbas y claros y cañas, allá donde el río.
Rueda y se desliza, por tramos, sin fin -sin fines-. El pasto es ahora un lienzo azul como un pantano, quieto, y ella genera las ondas al pasar. Todo se mueve rápido, pero es tan progresivo que es calmo: rebaja el ritmo de su respiración.

-Que tengas dulces sueños.

Y se apaga la luz.


viernes, 16 de agosto de 2013

Los límites


Verónica siente como sus límites se funden. De adentro a afuera sus huesos, sus vasos, músculos, su piel, se despegan y desgranan en finísimas partículas. Se desintegra. O se integra en el aire circundante, pues penetra en ella -si es que aún tiene sentido hablar de ella-. A cada latido de su corazón las vibraciones provocan estertores con pérdida masiva de materia. Con cada respiración -ha respirado al menos cuatro veces- disgrega la solidez de su interior. Pero es incapaz de expulsar el aire. No puede gritar para pedir ayuda, al menos para desahogarse, pues no sólo desaparece, sino que es consciente de su  impotencia.

Para Verónica los límites de las cosas no tienen ya sentido. Cerca de su mitad forma ya parte del aire.

Oxígeno, nitrógeno y argón.

Y Verónica.

Su cabeza, intacta, comienza a disgregarse. Las sensaciones y los pensamientos se difuminan a medida que el cráneo y cuero y meninge y sustancia gris se evapora. Apenas ya es nada.

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Nestor apaga el ventilador. Mira a su chica, plácidamente dormida, no quiere que se enfríe. Pero Verónica cambia el semblante y muestra inquietud, se muestra trémula. 

Nestor la despierta, parece un mal sueño y no quiere que sufra la pesadilla. No, ni aún dormida.

Verónica despierta confusa. Y balbucea. Emite sonidos sin sentido. Nestor se alarma. Coge el teléfono.

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-Ha sufrido una trombosis en el hemisferio izquierdo del cerebro. Ahora está bien, estable.

-¿Tendrá secuelas?

-Es pronto para evaluar el daño. Las próximas horas serán cruciales.

-¿Podemos verla?

-Aún no. Está sedada y debe descansar.
 Eras Nestor, ¿verdad?

-Sí.

-Le has salvado la vida, Nestor.


miércoles, 14 de agosto de 2013

El hombre que hablaba textos.


El hombre que hablaba textos asomó por entre la puerta semiabierta. Y soltó su sempiterna sonrisa de Johnny Bravo como diciendo hey, hey, aquí he llegado chicos.

El nombre del hombre que hablaba textos tenía muchas erres, porque las erres son letras que exigen ser consciente. Un nombre como Rodrigo es un sonido que despierta a quien lo escucha y reclama esfuerzo a quien lo dice, músculos laríngeos tensos, dicción. Tal vez la che demande y otorgue de forma similar.

Chicharrón.

Chicharrón gana a Rodrigo.

Pero nadie se llama Chicharrón. Al menos nadie con padres juiciosos.

Rodrigo, el hombre que hablaba en textos, arqueó la ceja tras su sonrisa de bienvenida y pensó hoy me siento estupendo. Tras pasos y saludos, unas frases como hojas de hierba, se acercó a la mesa del hule de topos negros donde esperaban las mediasnoches con tulipán.

Comió sólo aquello que era de color rojo.

martes, 13 de agosto de 2013

La mer(de)


"La letra es una evocación de la belleza del mar, de los reflejos de la luna en sus aguas, de la calma del verano que hace que se confundan en el horizonte el cielo y el mar, de lo que cambia cuando llueve, de las rosas que crecen en los estanques a su ribera, de la humedad de la costa. Pero en realidad es una metáfora del amor, en mi opinión, de lo variable que es como las tormentas del océano y las calimas del Mediterráneo. De cómo es bello como los golfos claros y cómo te acuna como el mecer de las olas, de cómo ambos sólo se entienden dentro de una canción."


Fusilado integramente de su autor original en http://corazondecancion.blogspot.com.es/2013/04/charles-trenet-la-mer-letra-en-frances.htmlll

viernes, 9 de agosto de 2013

miércoles, 7 de agosto de 2013

laeuforia

Creo en el espíritu humano
que podemos alcanzar el éxtasis
con palabras, embriagados de emociones
sentirnos minúsculos ante la bastedad cósmica
atenazados, mortecinos, jubilosos.

El espíritu que reconoce que no sabe nada
pero que busca la Verdad aunque apenas la palpe
Por no querer morir
Porque la vibración del aire le llegue al corazón
Por qué escalar una montaña
Porque retándose y ganándose se hace la empresa
Porque he sentido alguna vez flotar
sobre dos palmos de aire y de espacio
al conseguir la comunión
con cientos con otro por días unos instantes

El espíritu que es emoción
y bien diría máquina
hackea por momentos la razón
la deja en una esquina
y crece.

viernes, 2 de agosto de 2013

Inmerso en perenne nostalgia

Inmerso en perenne nostalgia
de los pretéritos y de los pudo haber sido
y de aquello que se antoja ilusionante
                                                              iluso

Falta: de pérdida, de potencial ganancia
                                                                Falta

Vivir apenas mientras siento
nostalgia, el recuerdo revive
Estando aquí, atrás, allá lejos,
adelante acullá: nostalgia.