martes, 28 de diciembre de 2010
NECESITAMOS PLAYAS
hombres largos
crecidos bañados en las aguas
del Mediterráneo...
necesitamos playas
con olas de seis pies de alto,
para poder recordar
como era el mar con ocho años.
Inspirado en una estupenda película de Mariano Llinás, Balnearios. Aquí abajo, un fragmento del primer episodio, sin duda el más bonito, aunque el poema está inspirado en el segundo:
jueves, 23 de diciembre de 2010
El árbol de las naranjas
martes, 21 de diciembre de 2010
Viudanegra
Viudanegra tú que tejes
de telarañas tu pelo
para llevarle hasta el cielo
cuando miras entre sienes.
La presa de amor no es cauta,
cede al amo (ama) y quiere
y ama y no ve, sueña y muere,
le baila con llanto el agua.
lunes, 13 de diciembre de 2010
jueves, 9 de diciembre de 2010
Viceversa (Benedetti cover)
necesidad de verte
esperanza de verte
...desazones de verte
tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
vacilación de hallarte
tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
buena suerte de oírte
temores de escucharte
o sea, que resumiendo,
estoy jodido y radiante
quizá más lo primero
y también viceversa.
Versión del conocido poema de Benedetti. Los cambios son mínimos, pero ahora me parece más musical. Puede ser osado decir esto de una obra de tan grande maestro, pero soy sincero. Por supuesto, todo el mundo es libre de opinar lo contrario. Y viceversa.
miércoles, 1 de diciembre de 2010
viernes, 26 de noviembre de 2010
Homenaje a mi tía
Rosa risa, purpurina,
Sabia callejera rasa:
a Machín le conocías
y a la gente encandilabas.
calma, como la paciencia,
sensible, cual Magdalena,
el amor era tu ciencia.
Rosa risa, purpurina,
Risa rosa, golondrina
¡qué el Cielo sea tu casa!
tía Rosa, mi madrina.
lunes, 22 de noviembre de 2010
INCERTEZA DE TE AMAR
Tengo terror de amarte
en un lugar tan frágil como el mundo,
lugar que siempre duda y enmudece,
que nunca permanece y tanto muda.
Terror de amarte en un mundo tan frágil,
terror de que se quiebren los huesos y las flores,
terror de que se altere el color de tu iris,
terror de que te olvide. Y terror de aburrirte
siempre del mismo traje. Terror de padecerte.
Incertidumbre de amarte
en un lugar tan frágil como el mundo.
Tengo ganas de amarte
en un lugar tan firme como un sueño,
donde todo es eterno en un instante,
donde todo perdura en un segundo.
Basado en el poema Terror de te amar de la portuguesa Sophia de Mello Breyner.
El borrador ha dado tantas vueltas en mis manos, que ahora se parece más al original que hace seis años.
viernes, 19 de noviembre de 2010
El amorqueselquerer
miércoles, 17 de noviembre de 2010
COMO EN LAS PELÍCULAS
La cuestión es que caminaba sin rumbo por el centro de la ciudad. Caminaba despacio intentado disfrutar de cualquier estímulo para que interrumpiera el pensar y acallara esa voz que le recordaba lo estúpido que había sido. Quería silenciarla porque era cierta y en verdad duele saberse estúpido. Resulta que tenía una entrada para un concierto, un concierto de un tipo al que seguía desde hacía años, pero a quien nunca había podido escuchar en directo. Y debido a una cadena de negligencias y despistes se había extraviado en el metro y se había pasado de largo la hora de comienzo y se había cabreado consigo mismo y se había castigado con no asistir.
Así que caminaba sin rumbo por la calle intentando disfrutar de cualquier estímulo que permitiera acallar aquella voz.
Por una cuesta de calles comerciales, unos pocos músicos callejeros se esparcían cada centena de pasos. Eran unos pocos músicos, también con pocos transeúntes. Él se fijaba en cada uno: la música es buen ungüento para calmar, la gente que camina es buena para distraer.
Antes de verlo, ya lo oía. Eran unas notas pausadas, de viola o de bajo o de violonchelo. Decidió parar y escuchar un rato, aunque no hubiera nadie más que él en torno al músico. El hombre que tocaba era un chelista viejo. No, viejo no, gastado, triste. Tocaba una canción triste cuando él se detuvo. Se situó a un lado, donde menos pudiera verse. Mientras, el hombre tocaba la canción dejando sonar las notas. Esperó a que terminara y le echó lo que llevaba en el bolsillo. Poca cosa. Le felicitó también. Con cualquier palabra, sentía que debía decirle algo. El hombre asintió, estaba agradecido. Siguió tocando, otra vez una canción triste. Pero era hermosa. Terminaban las frases con esa nota que pide el oído, durante un largo rato.
Y siguió tocando.
A veces algunos caminantes se paraban. A él le distrían pensando que en parte era gracias a que había empezado el corro, a que había roto el hielo. Algunos se paraban y le echaban monedas. Alguna chica guapa. Él sonreía, se decía para sus adentros que quién sabe, tal vez podría cruzarse alguna mujer afín y verle y pensar que era el hombre más romántico del mundo, un melómano solitario enamorado de la música de acera. Y entonces ella se enamoraba perdidamente de él y comenzaban a hablar y puede que fueran a por un café y se abrazaran y ella le mirara con los ojos muy abiertos mientras él le hacía reír. Deseaba que así sucediese, fantaseaba con esa situación. Se distraía.
Pero duraban poco los otros espectadores. Es verdad que ahora el viejo intentaba tocar algo más alegre, también más conocido. Era esa de Bach, número algo. O puede que de algún otro. Daba igual, esa música no tenía alma. Parecían puros ejercicios. El hombre digitaba rápido, movía bien el arco. Pero él se distraía. Pensaba en cualquier cosa y en él. Pensaba mucho en sí mismo, en sus miedos, en qué hacía ahí parado en la calle, en cómo afectaría al resto de transeúntes, en cómo le afectaban a él. Se distraía.
Estaba contento. Melancólico, pero contento. Hacía ya más de una hora que se había reconocido imbécil por haberse perdido en el metro. Y el concierto por consecuencia. Pero ahora percibía que podía quitarse la espina con el chelo. Con el instrumento desnudo, sin adornos ni aliños, con el intérprete sentado a sólo un metro, todo más natural, más auténtico. Resolvió que le daría diez euros cuando marchara en concepto de entrada al recital. También pensó en pedirle otra vez música lenta, pero no se atrevió. Dudaba si resultaría apropiado. Volvió a enfrascarse en sus pensamientos y a olvidar la música. Intentaba escuchar, pero aguantaba poco. Se distraía.
Llegó una chica. Primero se detuvo a lo lejos. Se fue acercando poco a poco. Él casi no fue consciente de estos actos. Luchaba por escuchar esa canción en allegro y la fue sintiendo llegar. Poco a poco, la silueta estaba cada vez más cerca. ¿Sería linda? ¿Sería una antigua conocida? ¿Un amor de esos que duran dos minutos en el metro? Pero terminó la canción y hubo un silencio entre el ruido de los caminantes. La nueva en el reparto sintió que debía actuar y fue muy amable. Le echó unas monedas y, con una amplia sonrisa, le aplaudió con las manos muy juntas, casi sin emitir sonido. Ella le miró a los ojos. Él sonrió, así la veía hermosa, tímida pero radiante. Luego ella se fue, quién sabe qué pensó.
El músico paró un momento. Con un pañuelo de tela azul se sonó. Se dedicó un rato para acomodarse y él, con un impulso extraño para sí pero positivo-por-qué-no, decidió que era el momento de darle el billete. Y de pedirle una canción. Cualquier canción pero más lenta, tal vez una canción triste. Y se acercó.
-¿Podría tocar alguna más -dudó- como las del principio? Como cuando llegué - dice nervioso-. Bueno, no se acuerda. Es igual, una más lenta, como las de antes. -añadirá-Si le apetece.
-Muchas gracias.
El acento era extranjero, probablemente de Europa del este. Pero de dónde. Sus gracias fueron sinceras, profundas. Parecía apreciar que alguien escuchara su concierto. Y que le pidieran una canción triste.
Empezó a tocar. Sin duda había comprendido a qué se refería. Notas largas y pausadas, nostalgia colgada en el aire nocturno. Él deseaba que ahora se parara un transeúnte, una pareja de novios, unos amigos bebidos. Ahora y no antes, cuando aquellas canciones para ejercitar los dedos. Ahora el músico tocaba para sí, podía oírse.
Paró de súbito. Concluyó la canción de modo brusco. Qué final más raro. Discreto, el hombre gastado sacó el pañuelo del bolsillo y se enjugó un ojo, secando, quién sabe, una lágrima. Él se conmovió. Imaginó una vida áspera y llena de dificultades. Añoranza de un amor, de una tierra u otra vida, añoranza, mucha nostalgia y dolor. El músico se recompuso y comenzó a tocar. La misma. No, otra. También triste. Incluso más hermosa. Pero menos dolorosa para el actor.
Él estaba contento. Melancólico, pero contento. Se alegró de haberse extraviado en el metro, de haber tenido la pizca de valor para detenerse a escuchar en medio de esa calle transitada. De haberle dicho bravo sin pensar. Y de haber disfrutado.
Entonces giro el cuerpo al sentir una figura a su lado.
Era Julieta.
Julieta, a la que apenas recordaba con su forma real. A la que había construido a base de recuerdos.
Julieta.
Su cara era la cara que esperaba ver en algunas mujeres que están de espaldas al volverse. La cara que a veces veía al follar con otras.
Julieta.
Su contorno era el contorno que abrazaba en esa recurrente visión en la que introducía el rostro en su melena y respiraba.
Su nombre.
Su nombre era constante en su cabeza.
-Hola. Te vi al pasar -indica con la cabeza el lugar por donde viene- ¿escuchando el concierto?-con sonrisa y ojos alegres.
-Hola Julieta. Sí. -se detiene un momento- No sabes cuánto me alegro de verte.
-FIN-
domingo, 14 de noviembre de 2010
ENTREPARÉNTESIS
sábado, 13 de noviembre de 2010
NECESITO RESPUESTA
domingo, 31 de octubre de 2010
RECUERDO NECESARIO
sábado, 30 de octubre de 2010
Homenaje a Miguel Hernandez
que sea como el pájaro más leve y fugitivo?
Hundiendo va este odio reinante todo cuanto
quisiera remontarse directamente vivo.
Por más que te debatas en ascender, naufragas.
No clamarás. El campo sigue desierto y mudo.
Cada ciudad, dormida, despierta loca, exhala
un silencio de cárcel, de sueño que arde y llueve
como un élitro ronco de no poder ser ala.
El hombre yace. El cielo se eleva. El aire mueve.
(Miguel Hernández) |
Hoy se cumplen 100 años del nacimiento del gran poeta. Inundemos la web con sus versos!
viernes, 29 de octubre de 2010
Manifiesto por una Universidad libre de superstición y sinrazón
MANIFIESTO POR UNA UNIVERSIDAD LIBRE DE PSEUDOCIENCIA Y OSCURANTISMO
La colaboración entre la Universidad y la Empresa, así como con otros organismos y agentes sociales es enriquecedora, productiva y debe ser considerada como una de las prioridades de la política universitaria. Los acuerdos y contratos para la transferencia de resultados de la investigación a la empresa privada pueden representar una importante fuente de financiación para las universidades públicas; los cuales, desarrollados convenientemente, permiten una mayor productividad científica y la optimización de las aplicaciones de tal actividad. Sin embargo, creemos que no es justificable que la Universidad busque vías de financiación a cualquier precio, y aún menos si con ello pervierte su filosofía y fines fundamentales.
La Universidad Pública, como cualquier otro organismo de la administración, debe estar al servicio del ciudadano, manteniendo un contacto permanente con la sociedad de la que forma parte, mediante una comunicación constante que permita la sintonía entre el mundo universitario y las necesidades sociales. Para cumplir estos objetivos, la Universidad debe ser un adalid en lo referente a innovación y a exploración de nuevos caminos para el conocimiento. La Universidad nunca debe ser una estatua, sino una animación en constante movimiento.
No es posible entender la función investigadora y el compromiso social de la Universidad sin la imbricación con su papel fundamental en la formación de ciudadanos libres, capaces de enfrentarse al mundo mediante una mentalidad crítica que les permita escapar de las cadenas de la irracionalidad, la superstición y la ignorancia. Esta función docente, completamente consustancial a la institución universitaria, va más allá de las aulas, al representar la Universidad un referente en cuanto a conocimiento y racionalidad para toda la sociedad.
En este sentido, la Universidad juega un papel muy importante ante el avance que en la sociedad contemporánea están teniendo determinadas corrientes anticientíficas y antirracionales, que pueden suponer un significativo retroceso hacia el oscurantismo y la superstición, algo que se encuentra en el polo opuesto de los objetivos universitarios. Nos preocupa, como universitarios y como ciudadanos, que bien entrado el siglo XXI cada vez prolifere un mayor número de terapias más próximas a la magia que a la medicina, en muchas ocasiones amparadas por instituciones y empresas médicas profesionales; nos preocupa que presidentes de gobierno consulten astrólogos; que pulseras mágicas declaradas oficialmente fraudulentas sean portadas por ministros de sanidad y constituyan el regalo más vendido de las últimas navidades; que cada vez haya más ciudadanos que crean firmemente que las vacunas son tóxicas y nefastas para la salud; que aumente el número de enfermos que abandonan el tratamiento médico para abrazar alternativas esotéricas; nos preocupa muy seriamente que gran parte de la población vuelva a confiar más en los curanderos que en la medicina científica.
Nos preocupa que la Universidad pueda convertirse en un mercadillo que de cabida a cualquier alternativa irracional al conocimiento científico. Sólo una mal entendida apertura de mentalidad puede justificar que se enseñe alquimia en las Facultades de Química, ufología en las de Física o el diluvio universal en las de Historia. Ofrecer el foro universitario a las pseudociencias, en igualdad de condiciones con el conocimiento racional, no se traduce en ningún enriquecimiento cultural, sino en una validación universitaria de la superstición y la charlatanería. Difícilmente podremos educar a nuestros hijos sobre la inexistencia de bases empíricas en la predicción astrológica si van a encontrar en el campus universitario cursos de postgrado en astrología.
Reza una de las máximas en ciencia que la razón no debe aceptar algo como cierto sólo porque lo afirme mucha gente o porque lo suscriban personajes importantes, y que siempre es necesario detenerse ante cualquier afirmación y dudar sobre si es o no cierta. Esto obliga a actuar mucho más despacio, a sopesar cuidadosamente las opciones, a avanzar con cautela ante cualquier tipo de propuesta. Y esta es una de las cosas que creemos firmemente que debe enseñarse en las universidades.
Por todo ello, nos preocupa que la Universidad de cabida a cursos sobre acupuntura, a conferencias sobre creacionismo, a seminarios sobre astrología y a cátedras sobre homeopatía. Nos preocupa especialmente si no se enfocan como un debate crítico y un análisis racional, sino con un presupuesto de funcionalidad y validación científica de los que no sólo carecen, sino que están en frontal oposición al espíritu crítico universitario.
En el caso concreto de la homeopatía, aunque de igual aplicación para el resto de pseudociencias, no se ha demostrado científicamente ni su fundamento teórico (que contradice nuestros conocimientos sobre química y medicina más elementales), ni su efectividad más allá de un placebo. Décadas atrás, se destinaron importantes estudios a buscar una posible base en los postulados homeopáticos, los cuales no han variado significativamente en doscientos años, base que jamás se encontró.
Nos resulta extremadamente paradójico que mientras gobiernos europeos retiran fondos y apoyos estatales a la práctica homeopática, en España se instauren cátedras dentro de las universidades públicas. El aval que esto supone, sitúa a la homeopatía, a la astrología o al espiritismo dentro de la categoría de disciplinas universitarias; máxime cuando no nos encontramos exclusivamente ante una actividad de investigación sobre un fenómeno dudoso, sino ante una institucionalización dirigida a la formación y divulgación de estos postulados.
Consideramos por último, que si bien está justificado profundizar y destinar fondos a cualquier aspecto que pueda ser investigado, la especial situación económica actual convierte la inversión de esfuerzo y medios en este tipo de disciplinas totalmente desacreditadas en un acto de puro despilfarro de recursos, que podrían emplearse en líneas de investigación y docencia muchísimo más prioritarias.
Las personas que desde distintos estamentos y colectivos de la sociedad suscribimos este manifiesto, deseamos llamar la atención sobre este importante aspecto al conjunto de la población y, especialmente, a las autoridades académicas y gubernativas, confiando en que la razón acabe imponiéndose sobre la superstición y el oscurantismo.
Yo ya lo he hecho.
miércoles, 27 de octubre de 2010
SOMOS
domingo, 24 de octubre de 2010
miércoles, 13 de octubre de 2010
jueves, 7 de octubre de 2010
Yago llega a yoga
-¡ya llegué yo! Gallo, mi yugo. Go!
-Yago ¿y la llaga de Goya?
-Ya, ya...
-¡Guille el gallego ya llega! ¡Y Gaia!
-Que llegue, que llegue. Pero trae mi yugo, ¡jodío espabilao!
-Jode, así no vale Yago. Es trampa.
-Ya lo sé. Pa eso tengo el yugo: pa subyugar.
-Obvio.
-Nítido.
-SSSSpetacular
-...
-...
-Tú ganas.
-Siempre.
-FIN-
martes, 5 de octubre de 2010
L-X-G-X
jueves, 23 de septiembre de 2010
Hay plan para el 29: ¡Huelga General!
Yo no me considero una persona política. Tampoco un apolítico. Más bien un analfabeto político funcional. Pero algunas ideas sí que las tengo claras.
La huelga del 29, alguna huelga, es necesaria. Es necesario decir "ya basta" fuerte y claro. Porque hay motivo y ya no más podemos permancer dormidos.
Porque se recorta la i+d.
Porque aquí no pasaba nada, pero ahora resulta que es imprescindible recortar y recortar derechos.
Porque las únicas soluciones que baraja el gobierno consisten en quitar a los trabajadores.
Porque se han dado millones de euros a los bancos sin exigir nada a cambio.
Porque la economía era de championslig y ahora nos venden que no llega ni a segunda.
Porque cuatro millones de parados son demasiados parados.
Porque no hay ni una propuesta de transparencia ante la corrupción política ni de lucha contra el fraude.
Por el Plan G, ridículo e improvisado.
Por confundir con eufemismos y mentiras al electorado.
Por eso y mucho más hay que gritar ya basta. El 29 es un día como cualquier otro, pero es el día escogido para que lo hagamos juntos. Y así ese grito, que será un lamento con un atisbo de esperanza, sonará mucho más nítido y más fuerte.
Me viene ahora a la cabeza aquella vez que fue la primera que voté. Fue para las elecciones de Madrid y fue penoso. Fue cuando "el tamayazo" defecó sobre mis ideales. Y ahora yo me acuerdo de los jóvenes que en 2008 se acercaron a votar por vez primera con esa ingenuidad y esa esperanza y ese mirar confiado hacia el futuro. Me acuerdo de ellos porque hoy no es posible que vean a la política con respeto.
En septiembre, el 29 es un día como cualquier otro. Pero es el día que gritaremos juntos: ¡Ya basta!