martes, 22 de octubre de 2013

Listados de placeres


Tenia un libro de cubierta verde que en realidad era un cuaderno. En él escribía aquellas cosas que le satisfacían: una canción, una experiencia, etcétera. Cada cierto tiempo, revisaba el listado actualizando sensaciones y gustos, profundizando en sus satisfacciones (esto es, de salir con amigos a especificar tomar café con Nuria) y a la inversa (generalizando de escalar y pasear senderos a los deportes en naturaleza). Así sabía perfectamente qué generaba su alegría y dónde podía buscar nueva. 


Tenía otro libro más oscuro, en realidad un cuaderno, donde escribir lo que le displacía. Estaba menos desarrollado que el otro (había aprendido a trabajar en qué acercarse antes de en qué evitar), y sólo contenía sentencias de aquello que era engañoso. Es decir, lo que aparentemente es placer pero es tormento. Con todo, el objetivo de ese libro, en realidad cuaderno, era analizar los puntos en los cuales el placer se travestía para así encontrar soluciones y otros modos.

Así transitaba por la vida, buscando siempre lo que le hiciera feliz, no lo que le apeteciese, que sólo a veces era lo que le hacía feliz.

Cuando hubo desarrollado un conocimiento profundo de sus gustos, sabía de cómo respondían sus apetitos ante el mundo, de cómo de efímeras eran algunas emociones hondas y cómo de perennes algunos sentimientos llanos, decidió emanciparse.

Decidió un ritual, que es como las personas engrandecen las cosas, le dan sentido distinto y las disfrutan. Escogió un rito mágico, como un juego, acerca de lo más importante. Aún sabiéndola falsa, la magia reverbera junto a las emociones, añade poesía al vivir cotidiano y aplaca algunos miedos.

Se hizo con un par de velas, una verde hoja, la otra cenicienta, e incandescentes y erguidas, usó sus llamas para quemar una página tras otra. Del libro de los gustos con la candela verde, del libro de disgustos con la gris.

Mientras ardía cada hoja recitaba un texto que había escrito para la ocasión, como una especie de canción, poema y lista de los deseos.

...permíteme el amor, después la gloria.
Y tener fuerza para alcanzar lo que es bueno...

¿A quién hablaba? ¿A quién pedía? 

A nadie, se sabía sola (de esa soledad de la que somos todos partícipes), no le hacían falta los dioses. Le hablaba a la magia, a sí misma, se lo decía reconociendo su objetivo.

Así, cuando las hojas ardieron y eran ceniza o eran humo, inspiró profundamente, llenándose los pulmones de ese aire. Entonces ella también se convirtió en humo, en el humo de todos sus deseos. Y en el humo de todo lo que había decidido evitar. Dando volteretas en el aire, dividiéndose en hilos rizos caracolas, multiplicándose, escapó por las rendijas de la puerta a vivir como aire en el mundo exterior.


Quería una vida poema




(Para Isabel)

Ella quería que su vida fuera un poema. Pero no caía en la cuenta de que entonces ella debía ser las letras, las palabras, los verbos. 


¿Un poema de amor? Entonces debía ser encuentro, debía ser dibujo con los dedos en la piel, debía ser sonrisa y ojos enormes que devoran la carne. 


Si quisiera su vida como un poema vital, de esos que pretenden encontrarle sentido a las cosas, fuera ella búsqueda constante, fuera amistad o presente, fuera arrojo. 


Y si deseara un haiku, vida tranquila y bucólica, tendría que ser una nube o ser pasto 
o ser silencio solo.


lunes, 14 de octubre de 2013

Los ángeles




Dos veces vi pasar un ángel, dos noches,

la una
era poeta
la otra
serendipia.

Ángeles porque volaban,
porque brillaba su aura
más que cuando eran personas
(nunca fueron personas esa noche)

Eran ángeles, compartían 
los rasgos y las alas
la risa sonrisa eterna
los ojos grandes que miran adentro
las emociones hondas hacia afuera.

Eran ángeles. No eran el mismo ángel.

Los ángeles

descienden fugaces a la tierra
se encuentran contigo
como quien tropieza

una noche una hora
sesenta segundos
y vuelven al cielo en el que moran.

sábado, 12 de octubre de 2013

Noche en el río



Eran hermosos los momentos
porque quería penetrarte con mis besos,
entrar a lo más hondo de tu boca
y delinear tus labios con la lengua,
comerte con los ojos, 
dejarme devorar por tus esferas
de turquesa lechoso. Hermosa
como difícilmente pueden serlo las personas.

Andabas
tanteando el agua,
flotando,
estirada como alcanzar la luna.

Eran hermosos los momentos
pensando sólo en el rumor la hormiga el río,
mas la belleza, serenidad saliendo de la boca,
y la promesa, que abrillanta y que vuela, eran todo.

Eran hermosos los momentos
ellos siempre serán mientras recuerde.


Certezas como cortezas de árbol (caído)


Así que árbol que cae, hace ruido, 
moriré, moriremos.

Yo ya estoy muerto, reconozco
que me han prestado sólo unos minutos.

Mi vida hipotecada, sin opciones,
por este banco de almas del no-cielo

(que eternidades varias y reencarnaciones
son como el árbol que cae y no suena).

Nacer es morir, extremos de una línea,
pero con una vida entera de por medio.

Y ya que no se elude, no pretendo ignorarlo,
que mi fragilidad alimente al coraje;

prendiendo los segundos del cronómetro
intentaré que sean los primeros.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Professor Buenro - Día de tutoría


 - A ver, ¿cuál sería la mayor putada que podría pasaros?
 - ¡Cagarte en clase!
 - Piensa un  poco más a lo grande Josh.
 - Quedarte paralítico. Eh, no te ofendas Wheels.
 - ¡Cabrón!
 - Chicos -llamó al orden alargando la i- No es mala idea. A ver ¿qué sentiríais si os quedarais paralíticos?
Levanta la mano.
 - Tú no, Wheels, que ya lo sabes. Tú piensa que te quedas tetrapléjico.
 - Entonces no sentiría nada.
 - De cuello para abajo no, buena respuesta. Pero me refería a nivel psíquico.
 - ¡Ah! Pues no sé. Sería una putada.
 -  Eso es, ¿pero qué haríais?
 - ¡Suicidarme! -dijo uno.
 - Llorar -otro.
 - Subirme a un campanario y hacer de francotirador.
 - No puedes, idiota, no puedes subir escaleras.
 - ¡Joder, es verdad!
 - Yo aprovecharía para construir una silla de ruedas motocross.
 - Mira, eso es una buena idea.
 - ¿Te gusta, profe?
 - Si, Johnny. ¿Veis chicos? Eso es lo que se llama resiliencia.
 - ¡Ja! ¡Eso es lo que me pasa cuando viene a casa mi prima!
 - No Curtis, eso es endogamia. Y además chunga, que tu prima es bastante fea.
Risasmil. Curtis enrojece y odia al profe. Buen rollo para algunos, piensa. Será perro...
 - La resiliencia es la capacidad para afrontar situaciones adversas.
 - ¿Y eso cómo se practica? -preguntó Big mac desde el fondo del aula.
 - Podría practicarse, pero yo tengo una solución mucho más sencilla.


martes, 17 de septiembre de 2013

Manos


Le gustaba dibujar manos, generalmente en posturas y escorzos. Decía que lo más expresivo de un cuerpo eran sus manos, acaso superado por los ojos. Los ojos y sus elementos que lo orbitan, a ver, que un iris sin pupila, sin pestañas, no es más que un mundo fractal -líneas como palabras en el rumor de un río. Y nada menos.

A veces las manos las dibujaba con guantes, o agarrando algo, o posando en el aire; con profusos detalles o ninguno.

La mano cuenta la historia de su dueño. El desgaste, el cuidado, estrés en las uñas, señales de viejas heridas. El callo de escribir o el callo de tocar la guitarra. Líneas, vello, venas. Hasta las muñecas pueden decir chismes con sus relojes y pulseras. O con las cicatrices del suicidio. Como las suyas, perpendiculares, fallidas, claro, si no, no habría más historia.

Recordaba al psiquiatra de la institución, con sus aires de hombre que merece respeto, tras esa dichosa prueba proyectiva. ¿Roschard se llamaba? No, no era esa, pero se parecía.

Le pidieron dibujar a una persona y de ahí interpretaron características y patologías varias. Su fijación con las manos indicaba, a todas luces, una manía masturbatoria, lo que implicó, todo fuera por su bien, unos humillantes guantes que le impedían asir nada.

No podía agarrar su miembro, pero tampoco el lápiz, así que, al sentirse inútil intentándolo con los dientes, dejó de dibujar.

Todos los dibujos, que antes bosquejaba en cualquier material disponible se atascaron dentro, dentro de la cabeza, justo detrás del ojo.

Aprendió a ver el dibujo antes de dibujarlo y rellenaba las paredes a vistazos con ingentes bocetos y pinturas. Llegó a un lugar en el que ya no sólo dibujaba con la imaginación sino que la escuchaba y la sentía y hablaba con ella largas horas.

Debido a los cambios de conducta -se volvió introvertido en su totalidad- y a lo prolongado de la terapia, el psiquiatra optó por suprimir los guantes antimasturbatorios esperando una eclosión de actividad, una redirección de los estímulos hacia afuera.

Pero la terapia no había pasado silbando, sino que había horadado el camino, dejando una visible señal.

Otra vez sin guantes quiso coger el lápiz para dibujar. Ya no sólo pensaba en manos, sino en todos los objetos que pululan por esa zona de detrás del ojo.

Pero, otra vez el pero, sus hábiles manos no eran capaces de recrear apenas lo que veía en su cabeza. Se miraba a los dedos como sintiéndolos extraños, extranjeros, puros desconocidos.

Entonces su imaginación se desdobló y le miró desde fuera, con ojos de cordero, sintiendo infinita lástima de sí.

Pudo quitar el tornillo de un sacapuntas. Quitó después la hoja oscurecida por el hollín. Trazó sendos tajos, dos surcos verticales a lo largo de cada antebrazo. Y de allí brotó la sangre. Líquida y en partes viscosa, fluía, como la vida que da. Huía, como la vida que quitaba.

Se apoyó en una ventana que daba al patio, encarándolo, mientras los ojos de verdad se iban apagando al poco. Un hilo de rojo bermejo recorrió el marco de la ventana y cayó, goteando, en la tierra de la parte exterior.

Allí murió, con sus heridas rotas, con su mente anclada en la imaginación y su sangre en el gres y su sangre en la tierra, gritando sincera por su libertad.


lunes, 16 de septiembre de 2013

Ítaca - Cavafis' cover


Cuando emprendas tu viaje a la isla de Ítaca
-cuando comprendas el viaje-
debes rogar que sea largo,
lleno de peripecias, repleto de experiencias.

No has de temer a lestrigones ni cíclopes 
que tales monstruos nunca hallarás en tu ruta
mientras tu pensamiento sea limpio y elevado
y des a la emoción su parte en el trayecto.

Los lestrigones y los cíclopes
no podrán encontrarte
si no los llevas dentro, en el alma,
si tú no los conjuras contra ti.

Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a los puertos que tú antes ignorabas.

Que puedas detenerte en los mercados
y comprar las bellas mercancías
y probar los exóticos manjares
y escuchar tranquilamente los silencios.

Acude a las ciudades y a los puertos
para aprender y conversar con quienes saben,
fraternizar con sus gentes y observar
que son tu espejo en los miedos y dichas.

Conserva siempre la idea de Ítaca,
llegar allí, ese es tu destino.
Mas no hagas con prisa el trayecto,
mejor será que dure muchos años.

Y que llegues viejo y rico del fruto del camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca ya te concedió el hermoso viaje;
sin su búsqueda jamás hubieras partido.

Mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado:
siendo tan viejo y sabio ya habrás comprendido
que significan realmente las Ítacas.




Versión del poema homónimo de Constantino Cavafis


domingo, 15 de septiembre de 2013

Cabalga la serpiente


Cuando las cosas no son como se antojan:
cabalga la serpiente.

Cuando se sobreviene la bajona,
cuando la zapatilla aprieta y roza,
cuando la música resulta para otro,
cuando el amor es un espejo roto:
cabalga la serpiente.

Cuando el triste escondido muestre el rostro,
cuando los minotauros te encuentren en su hogar,
cuando pierdas el hilo, el avión o los nervios:
cabalga la serpiente.

Cabalga la serpiente,
escapa del mal sueño,
que la vida es una -y es salvaje-
y tú eres su jinete.

sábado, 14 de septiembre de 2013

ebrio dbevida


I

 - ¿Volabas, decias?
 - Es una cuestión de ánimo.
 - ¿Ánimo?
 - Puede ser la soledad cósmica o la comunión mística -sólo o acompañado- donde la energía sale de las puntas de los dedos como rayos y los ojos apenas enfocan pero ven, ven todo nítido -demasiado nítido-, pero tan a gusto que no apetece tirar del cordel que sujeta la máscara.
 >> Digo que es la comunión y la soledad -la felicidad puede ser sin ser compartida-, al menos unos minutos.
 >> Que la felicidad también es sentirse absolutamente tú y entonces ya poder ser aire -o bailar- a ráfagas o a cientoveinte pulsos por minuto.
 >> No me importa el corazón porque el mundo está fuera. Y mucho más que afuera está dentro, bajo los parietales.
 >> Llámame loco, pero a veces sé, sé, porque todo está claro. Eclosionaron los huevos del nido y habitan ahora los pájaros en mi cabeza.
 >> Déjame ser -de hecho no me importa lo que opines- porque estoy siendo.
 - Pero, no te entiendo -dijo el otro-. Pareces loco. O borracho.
 - Y ¿por qué no? ¿Acaso resta verdad a lo que está sucediendo?  ¿O a lo que estoy sintiendo? ¿No podría ser una verdad efímera?
 - Me asustas.
 - No tengas miedo. Cuando lo sientas, comprenderás. Y puede que hasta des gracias a que te desbrozaron el camino.
 >>Hablaba de sentimientos y verdades. ¿Recuerdas la clásica exaltación de la amistad?
 - Sí.
 - Y por qué no exaltar la vida, esa que a veces nos cuesta tanto.
 - Si es que no te sigo.
 - Entonces no intentes comprender. Alójalo en tu corazón -puedes llamarlo memoria, no me importa- y puede que vuelvas a ello en otro día.
 - De acuerdo -dice poco convencido.
 - No hay mejor momento que la claridad -de la locura- para alguien que teme y que duda, para quien desvanece y se evapora.
 - ¿Lloras?
 - Eso dicen las lágrimas de mis ojos
 - ¿Y dónde está esa verdad?
 - No existe. Y estuvo siempre aquí.
 - Eso no tiene sentido.
 - Lo tiene cuando piensas que somos volubles y cambiantes, que seremos diferentes si se daña alguna parte del cerebro, si se anula o distorsiona. Ayer, ahora, dentro de un rato. Cuando se apaga la razón, que no todo es cordura.
 - ¿Ahora quién eres?
 - ¡Ahora soy dios!


II

Todo lo que sube, baja. Todo tiende al punto de máximo desorden. Todo lo que te regala, te lo quita -entre otras cosas, poque habita en el mundo de lo que no existe.
Generalmente pierdes más, porque cegado por la euforia se pierden las cosas y a veces se caen y se rompen o se esfuman.


III

¿Es el amor una locura llena de falsos regalos? ¿Llena de regalos irreales? ¿De lo magnífico, endiosado, ascendente, que apenas terrenal?


IV

¿Cómo combinar la realidad con la euforia? ¿Es que no hay euforia real? ¿Dónde está? ¿Qué necesita?


V

Euforia real puede ser.
Puede ser.
PUEDE SER.
Ahí está, a punto -en tu mano- de ser descubierta.


lunes, 9 de septiembre de 2013

Circunferencias


Así como Fabiene deseaba tener una barriga porque le haría más hermosa, Ariane la tenía. Una barriga compacta con un perfil de arco, trazado con un compás, que jugaba con sus otros círculos e iba ganando. Ella, amiga y aliada de Pi, en la más curiosa y perfecta concepción del término, bailaba con sus sonrisas -otra vez arcos que retaban las rectas- el agua. Removía el agua y creaba torbellinos y la sala, extenuada por los giros y virajes, esperaba su cese para irremediablemente ansiar de regreso su vuelta.




Escribir no es más que...


Escribir no es más que hablar. Con lo bueno y lo malo de ser impersonal, distante y diferido. No se puede interactuar, por lo que no hay opción de matizar o redirigir el mensaje, pero gracias a dios por no interactuar: el discurso es el de uno y no hay posibilidad de perderse, desorientarse o navegar.
Al ser impersonal se pierde la prosodia. Se pierde y se gana: la pone el lector. También pone el lector los significados a veces creciendo infinito el texto gracias a sus propias vivencias, talento, emoción, errores al interpretar, sinergias. El lector elige, normalmente sin saberlo, la solución ante la ambigüedad.
Entonces escribir no es solamente escribir sino también es leer, es la lectura del otro (primeramente la propia del autor).
Gracias lector por leer, interpretar y elegir tu mejor solución de mis palabras.

martes, 3 de septiembre de 2013

Horóscopo


Buscó la última página y allí el horóscopo:
"Acuario: debes cuidar tus relaciones amorosas."
Una sonrisa de soslayo: obvio:
cuidar por si va mal y cuidar más,
por si va bien.


*que lo obvio no siempre es fácil ni siempre tan obvio
  que se puede estar ciego a lo visible 
 (que lo obvio a  la razón, quizá es oscuro a la emoción)


martes, 27 de agosto de 2013

Una mirilla de ojo de gran pez


-Si empiezas a tocarme así, voy a querer que me folles.

-Si empiezas a hablarme así, voy a tener que follarte.

Es uno de esos diálogos que funcionan. 

Aunque a mí cuando los dicen, en la película me suenan como impostados. Algo te choca en la cabeza: esas cosas no pasan. Pero sí pasan, se lo escuché al nuevo vecino y a su amiga a través de la pared. Claro, uno se queda un poco sorprendido. Y mira al otro lado de la cama, desierto, y tiene que pensar que algunos tipos tienen suerte.

Mucho más frustrante es lo que vino después.

El silencio.

El silencio seguido de trompicones y un portazo. Y gritos de mujer.

-¡Eres un hijo de puta! No se te ocurra volver a llamarme.

-¡Estás loca!

Corrí hacia la mirilla, con una mezcla de curiosidad y responsabilidad desfacedora de entuertos -o eso me gusta pensar-, pero sólo llegué a ver como una cabeza con moño deshecho y despeinado se perdía rápidamente por las escaleras. Desapareció y sentí tremenda ausencia y gran nostalgia. Es decir, de repente un vacío. Un vacío más grande que una cama desierta, que una resaca hueca. Un vacío más grande que una llaga por la quinta paja y aún no son las once.

Eso era frustración detrás de la mirilla. Había ido a mirar los problemas de otros y me encontré con los míos. Me encontré conmigo mismo. Y me vi solo y sin fuerza.

Desangelado. Congelado. Roto.

Algunos diálogos funcionan en la vida y también en las películas. Algunos sentimientos no valen siquiera para los poemarios, porque no queremos sentirlos, queremos que se vayan y no existan.

Miré por la mirilla y ella aún esperaba al ascensor. Con su moño deshecho y despeinado y su vestido de noche mal dispuesto. Debí hacer ruido al apoyarme en la puerta por el ímpetu, porque giró sobre sí misma y encaró hacia mi casa. Más sorprendido que asustado o más avergonzado que temeroso, me agazapé, como el niño que acaba de romper un jarrón y niega la evidencia.

No se oían pasos ni se oía nada, así que volví a la mirilla y allí estaba. Abrí con cuidado y no recuerdo si llegué a pensar en alguna frase. Sé que no llegué a articular una palabra.

-¿Es que no vas a dejarme entrar?



viernes, 23 de agosto de 2013

El día más inverosímil

El día más inverosímil, el pegaso levantó el vuelo para evitar la envestida del violento unicornio. Mirándole fijamente a los ojos mientras el salto, veía la rabia -alguno diría que era miedo- en sus grandes pupilas dilatadas, inyectadas de sangre.

El pegaso cabalgó las nubes, pesaroso. Miraba en su marcha al ya pequeño unicornio, ya diminuto, resignándose, pensando en el pasado..

-Pegaso, estoy hecho polvo.

-¿Que te parece si te hago un masaje con mis alas?

-¡Genial! Y tú, ¿quieres algo?

-Pues ahora que lo dices.

-¿Sí?- cómplice.

-Pensaba en la unicidad de tu cuerno.

-¿Sí?- suspicaz.

-Me gustaría probar su magia.

Ahí es cuando el unicornio relinchó y cuando cargó.

-¡Estrechaaaaaaaaaaa!

martes, 20 de agosto de 2013

Ser poeta

-Ser poeta es celebrar la vida- dijo con voz henchida al aire en su habitación de persianas plásticas bajadas.

-Ser poeta es celebrar la vida- dijo con voz apagada.

domingo, 18 de agosto de 2013

Se le cierran los ojillos


Se le cierran los ojillos irremediablemente.

-Tienes la lengua de periquito- mientras le toca la punta de la nariz.

Se le cierran los ojillos y rueda por una ladera de verde de hierbas y claros y cañas, allá donde el río.
Rueda y se desliza, por tramos, sin fin -sin fines-. El pasto es ahora un lienzo azul como un pantano, quieto, y ella genera las ondas al pasar. Todo se mueve rápido, pero es tan progresivo que es calmo: rebaja el ritmo de su respiración.

-Que tengas dulces sueños.

Y se apaga la luz.


viernes, 16 de agosto de 2013

Los límites


Verónica siente como sus límites se funden. De adentro a afuera sus huesos, sus vasos, músculos, su piel, se despegan y desgranan en finísimas partículas. Se desintegra. O se integra en el aire circundante, pues penetra en ella -si es que aún tiene sentido hablar de ella-. A cada latido de su corazón las vibraciones provocan estertores con pérdida masiva de materia. Con cada respiración -ha respirado al menos cuatro veces- disgrega la solidez de su interior. Pero es incapaz de expulsar el aire. No puede gritar para pedir ayuda, al menos para desahogarse, pues no sólo desaparece, sino que es consciente de su  impotencia.

Para Verónica los límites de las cosas no tienen ya sentido. Cerca de su mitad forma ya parte del aire.

Oxígeno, nitrógeno y argón.

Y Verónica.

Su cabeza, intacta, comienza a disgregarse. Las sensaciones y los pensamientos se difuminan a medida que el cráneo y cuero y meninge y sustancia gris se evapora. Apenas ya es nada.

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Nestor apaga el ventilador. Mira a su chica, plácidamente dormida, no quiere que se enfríe. Pero Verónica cambia el semblante y muestra inquietud, se muestra trémula. 

Nestor la despierta, parece un mal sueño y no quiere que sufra la pesadilla. No, ni aún dormida.

Verónica despierta confusa. Y balbucea. Emite sonidos sin sentido. Nestor se alarma. Coge el teléfono.

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-Ha sufrido una trombosis en el hemisferio izquierdo del cerebro. Ahora está bien, estable.

-¿Tendrá secuelas?

-Es pronto para evaluar el daño. Las próximas horas serán cruciales.

-¿Podemos verla?

-Aún no. Está sedada y debe descansar.
 Eras Nestor, ¿verdad?

-Sí.

-Le has salvado la vida, Nestor.


miércoles, 14 de agosto de 2013

El hombre que hablaba textos.


El hombre que hablaba textos asomó por entre la puerta semiabierta. Y soltó su sempiterna sonrisa de Johnny Bravo como diciendo hey, hey, aquí he llegado chicos.

El nombre del hombre que hablaba textos tenía muchas erres, porque las erres son letras que exigen ser consciente. Un nombre como Rodrigo es un sonido que despierta a quien lo escucha y reclama esfuerzo a quien lo dice, músculos laríngeos tensos, dicción. Tal vez la che demande y otorgue de forma similar.

Chicharrón.

Chicharrón gana a Rodrigo.

Pero nadie se llama Chicharrón. Al menos nadie con padres juiciosos.

Rodrigo, el hombre que hablaba en textos, arqueó la ceja tras su sonrisa de bienvenida y pensó hoy me siento estupendo. Tras pasos y saludos, unas frases como hojas de hierba, se acercó a la mesa del hule de topos negros donde esperaban las mediasnoches con tulipán.

Comió sólo aquello que era de color rojo.

martes, 13 de agosto de 2013

La mer(de)


"La letra es una evocación de la belleza del mar, de los reflejos de la luna en sus aguas, de la calma del verano que hace que se confundan en el horizonte el cielo y el mar, de lo que cambia cuando llueve, de las rosas que crecen en los estanques a su ribera, de la humedad de la costa. Pero en realidad es una metáfora del amor, en mi opinión, de lo variable que es como las tormentas del océano y las calimas del Mediterráneo. De cómo es bello como los golfos claros y cómo te acuna como el mecer de las olas, de cómo ambos sólo se entienden dentro de una canción."


Fusilado integramente de su autor original en http://corazondecancion.blogspot.com.es/2013/04/charles-trenet-la-mer-letra-en-frances.htmlll

viernes, 9 de agosto de 2013

miércoles, 7 de agosto de 2013

laeuforia

Creo en el espíritu humano
que podemos alcanzar el éxtasis
con palabras, embriagados de emociones
sentirnos minúsculos ante la bastedad cósmica
atenazados, mortecinos, jubilosos.

El espíritu que reconoce que no sabe nada
pero que busca la Verdad aunque apenas la palpe
Por no querer morir
Porque la vibración del aire le llegue al corazón
Por qué escalar una montaña
Porque retándose y ganándose se hace la empresa
Porque he sentido alguna vez flotar
sobre dos palmos de aire y de espacio
al conseguir la comunión
con cientos con otro por días unos instantes

El espíritu que es emoción
y bien diría máquina
hackea por momentos la razón
la deja en una esquina
y crece.

viernes, 2 de agosto de 2013

Inmerso en perenne nostalgia

Inmerso en perenne nostalgia
de los pretéritos y de los pudo haber sido
y de aquello que se antoja ilusionante
                                                              iluso

Falta: de pérdida, de potencial ganancia
                                                                Falta

Vivir apenas mientras siento
nostalgia, el recuerdo revive
Estando aquí, atrás, allá lejos,
adelante acullá: nostalgia.

martes, 23 de julio de 2013

viernes, 19 de julio de 2013

Si tú, si yo



si tú hubieras
y yo hubiera

si tú vieras
y yo viera

si tuvieras
y lloviera

todo 
habría sido distinto.




martes, 16 de julio de 2013

Canto del previajero

¡Adiós brebajes!
No quiero amores
que me demoren
el viaje.

Procrastinante,
no quiero excusas
que como exclusas
me paren.

Oportunidades,
Godspeed to me.
De nuevo huí
hacia adelante.

jueves, 4 de julio de 2013

Entendi_mientos

 - No me entiendes.
 - No te explicas.
 - Mal caso para alguien con aficiones literarias.
 - ...
 - Ahora comprendo muchas cosas.

lunes, 17 de junio de 2013

Inquietantes premoniciones


"Más concretamente, pasé de considerarme buen tío a mal tío al ritmo que la perspectiva de vivir con Beatriz iba haciéndose realidad. Fui a Tailandia para huir del sentimiento de culpa como quien trata de evitar su sombra, y por tortuosos caminos soy devuelto a esa tesitura. Supongo que ha pasado tiempo bastante para soportar mis verdaderos ánimos, sean cuales fueren, y tomaré ayahuasca."

                                                    (Antonio Escohotado, 60 semanas en el trópico, 2003)