Madrí está triste como nunca,
le llueven lagrimitas de rutina.
Su gris de pavimento
le sube por la piel a las personas.
Que vengan los alegres a jugar,
a sacar los colores a los muertos,
a sacarle la lengua a los semáforos,
a desatar, a mezclarnos, traer ganas.
(los sitios son sus gentes.)
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